Tendón de Aquiles

Es la unión de 3 músculos, ambos gemelos y sóleo y se inserta en la parte posterior del talón. Es el tendón más grueso y potente del cuerpo humano. Realiza la flexión plantar del pie, y está implicado en todas las actividades deportivas de forma directa.

Es un motivo de consulta muy habitual y a la vez complicado de tratar. Es una patología característica de pacientes deportistas, pero también podemos encontrarla en personas más sedentarias.

La patología del tendón se divide en tendinopatías, roturas parciales y totales. Además hay que diferenciar entre patología insercional y no insercional del tendón de Aquiles. Gracias a la ecografía podemos diagnosticar específicamente la lesión ante la que nos encontramos  y aplicar el tratamiento adecuado.

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¿Cuáles son sus síntomas principales?

El dolor es el síntoma principal en la mayoría de los pacientes. Los pacientes refieren un aumento de dolor posterior al ejercicio físico sobre todo al día siguiente de la actividad deportiva. Es habitual referir rigidez articular matutina y la incapacidad para calzarse zapatos con contrafuertes rígidos (cuando la lesión es insercional).

¿Cómo realizamos el diagnóstico en nuestra clínica?

Principalmente la clínica y la observación directa del tendón de Aquiles suele ser suficiente para diagnosticar una tendinopatía. Gracias al uso del ecógrafo podemos conocer de forma exhaustiva donde se localiza, cómo se encuentra el tendón y que factores intrínsecos añadidos empeoran la patología.

Existen escalas validadas que nos permiten valorar la evolución del dolor del paciente.

 

 ¿Cómo podemos tratarlo?

Solemos realizar un estudio de la marcha y carrera para descartar alteraciones biomecánicas que perpetúen la patología. Es habitual el uso de órtesis plantares para alinear el tobillo.

El uso de suero autólogo o PRP, corticoides a bajas concentraciones y proloterapia son los medicamentos que solemos aplicar en terapia de infiltración.

Otras técnicas más invasivas se utilizan cuando las terapias anteriormente mencionadas  no mejoran la sintomatología, en este caso, técnicas como la hidrodisección y la escleroterapia suelen ser suficientes para mejorar el dolor.

El ejercicio terapéutico controlado con nuestro fisioterapeuta junto a las terapias antes descritas son la combinación perfecta para resolver la patología.